Desde hace tiempo he tenido la idea de realizar una serie de textos que funcionen como homenajes o pequeñas presentaciones de personas que he tenido la fortuna de conocer de manera directa y que realizan ciertas actividades o han dedicado su vida al desarrollo de habilidades que desde mi forma de ver, causan maravilla en quien los atestigua (yo en este caso). Podría usar tal vez los términos artistas o incluso genios para muchos de ellos, pero he preferido utilizar la palabra ingenuos, rescatando (a pesar de que suene poco amable en esta época) su raíz original que designa a alguien “nacido libre y que se ha mantenido libre o no ha sido esclavo”.
Los ingenuos no parecen pensarlo demasiado, sólo hacen y su acción llena de sentido y belleza el mundo, al menos por instantes. Los ingenuos florecen, sin ningún otro propósito aparente que el de disfrutarse, descubrirse, aprenderse. El ingenuo hace porque tiene una fe infantil en que es posible y divertido llevar a cabo pequeñas hazañas que con el tiempo la mayoría de nosotros hemos llegado a considerar inútiles, inconvenientes o imposibles, son los niños vivos; en fin, son aquellos que hacen lo que quieren. Algunos ya tendrán o no difusión de su hacer; acá solo pretendo llevar un registro personal que celebre lo que de algunos de ellos he recibido.
Me ha animado a iniciar la serie definitivamente, el hecho de que Dara Peralta, mi esposa y acompañante cumplió 30 este año y antes de que acabe, parece un buen momento y caso para mirar atrás y hacer un recuento de lo que de ella he presenciado y me ha conmovido o maravillado.
La Danza
La conocí como estudiante de danza contemporánea y aunque nunca se consideró especialmente hábil, a mí me causaba mucho interés y admiración verla ejerciendo ese oficio. Este video que comparto corresponde a una de las coreografías (la de su graduación) en las que recuerdo haber estado presente. He de hacer notar que Dara, como muchos otros de los ingenuos, parece la mayor parte del tiempo no reconocer el bien y la satisfacción que otorga a los demás al darle salida a esas necesidades profundas. Necesidades a veces tan simples como moverse en patrones más interesantes que en aquellos en los que “la vida seria” nos encajona.
Alguna vez, al acompañarla a la casa en donde entonces habitaba, se descalzó e hice un dibujo de sus pies que naturalmente se mantenían en punta mientras ella escribía algo en una libreta. Era fascinante notar como nos transformamos con lo que hacemos; de cierta manera, nos volvemos una encarnación de ese algo que por ahora llamaré espíritu que habita eso que por ahora llamaré arte. Recuerdo que quiso alejarse de esta actividad a la que se había entregado durante tantos años, pero su cuerpo evidenciaba (a pesar de ella) el compromiso y el tiempo ya dedicados. “El cuerpo no miente” es una frase de Martha Graham que Dara me enseñó.
Hablando de dibujo; desde el comienzo de nuestra relación, mantuvimos varias conversaciones sobre el tema; esto a raíz de que en aquella época, Dara solía llevar las manos adornadas con henna. Eran diseños intrincados y bellos hechos con una técnica que luego descubrí, es bastante difícil de controlar, al menos para mí, con todo y que me considero hábil en eso de hacer líneas.
El Dibujo
A la par de la preparación dancística, Dara estudió la carrera en diseño de interiores, en la cual, otra vez, sin que ella parezca reconocer su habilidad, es notoria la atención que tiene en que las cosas sean útiles y bellas (termino amplio que no discutiremos ahora). Pero tal vez, en todo esto de la representación gráfica, lo que más ha llamado mi atención ha sido su aproximación al arte geométrico, llenando libretas de mandalas y diseños de los que quisiera mostrar especialmente estos, basados en la observación de una pequeña biznaga que tenemos en el patio trasero. Me pareció muy interesante el desglose de las formas naturales en patrones geométricos, proceso en el que además estuve presente y fue tema de varias conversaciones al principio de este año.
Dejarse caer
Bailar es, en definitiva, dejarse caer, es la combinación de estas dos ideas («dejarse» y «caer»). En medio de la caída está la danza.
Lucas Condró y Pablo Messiez
Hasta la fecha, el rasgo que más admiro de Dara y que sin duda está presente en todo lo que hace es su simpleza (sin ser peyorativo) y la forma en que esta le permite adaptarse a los distintos escenarios que la vida va presentando. Pareciera que no tiene problemas con seguir o no grandes planes, como si hubiera una confianza constante en que todo se irá desenvolviendo de manera adecuada tarde o temprano. Puede que sólo idealice esos rasgos de su comportamiento pero lo que es cierto es que cuando ha tenido que “salir de ella misma”, por ejemplo, cuando estuvimos viviendo en Francia y ella no tenía permiso legal para trabajar, se centró en aprender Francés y “ayudarme” mientras yo terminaba mis estudios.
Eso fue especialmente valioso durante el confinamiento por COVID, momento en el cual me volví proclive a tomar fotos de comida todo el tiempo, dado que Dara hacía cosas inesperadas y cada día era emocionante descubrir la mesa y la composición que había ahí. He de decir que Dara nunca había prestado especial atención al desarrollo de habilidades culinarias y aunque una mesa servida puede no parecer una “gran obra” yo encuentro bastante valiosa toda la historia que conlleva cada elemento que colocamos en ella y la composición con la que se presenta. Durante el ya mencionado confinamiento, todo esto ayudaba a recordar y agradecer la situación pródiga en la que nos encontrábamos, pero ahí entran también otras personas de las que espero poder hablar en otra ocasión.
Dejaré aquí esta reseña escueta y probablemente injusta sobre ella. Como decía al principio, este es un ejercicio personal para celebrar ciertos encuentros notables ocurridos a lo largo de mi vida y compartirlos por si acaso a alguien le nutren de la manera en que lo han hecho conmigo.
Dara, como varias de las personas de las que pretendo hablar en el futuro, tiene muchos más intereses de los que quepan en este espacio y razones profundas para esas tendencias; muchas que la mayor parte del tiempo ella misma no considera relevantes; pero al hacer este repaso, tal vez, más de alguno podría sentir conmigo cómo su inclinación por la belleza y su invocación en las cosas de cada día tiene un lugar importante en un mundo que al menos a mí, gran parte del tiempo durante los últimos años, me llena de desesperanza.
No sé como vaya a ser el resto de su camino, pero sin duda mientras hemos avanzado juntos, su presencia y obrar han iluminado gran parte de los momentos que de otra forma serían invisibles a mis ojos nublados de realidad.
Unos enlaces sobre Dara.
Personal: https://www.instagram.com/darapes/
Arte geométrico: https://www.instagram.com/nuax.art/
Aquí, cosas que hacemos con el horno de vez en cuando: https://www.instagram.com/c.o.pan/