Ahora que los países abren fronteras de nuevo y el confinamiento formal ha terminado (creo), dando un repaso a libretas viejas, encontré esta melancólica serie de ejercicios que comenzó con el confinamiento en Francia. Eso fue en marzo y para mi cumpleaños (en abril) me autorregalé un set de gouache. Técnica que nunca había usado, pero que me interesaba desde hacía tiempo. Y bueno, al estar inhabilitados a salir a la calle, nuestra relación con las ventanas tomo una importancia particular, así que la mayor parte de mis objetos de estudio eran los paisajes enmarcados por dichas ventanas. Vivíamos en un conjunto departamental, en Ivry, al sur de París.
Presento entonces, mi primer intento con el gouache viendo por la ventana de mi habitación, junto con avances posteriores.
Acá imágenes de otras ventanas del mismo departamento y una casa en la calle que llevaba al supermercado y la panadería, única ruta que solíamos transitar (con el permiso requerido) durante ese tiempo.