Esta imagen llevaba un tiempo (años tal vez) en mi cabeza.
La primera vez que conocí el texto de José Martí fue en la voz de Óscar Chávez, quien musicalizó el poema. Esa canción tenía unas frases fuertísimas para mí en aquella época, y ofrecían mucho material visual. Recuerdo especialmente
Era su frente
¡la frente que más he amado en mi vida!…
y
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Luego, al querer saber más al respecto, investigué un poco y la historia que dió origen al texto me impresionó aún más.
Resulta que narra un suceso real que se ha mitificado, en parte gracias al poema. Para no alargar mucho la historia que se puede consultar a profundidad en mejores fuentes, Martí, cubano, solía ir a a casa del General Miguel García Granados, presidente de Guatemala, donde se realizaban tertulias de la alta sociedad, en las que el poeta conoció a la hija del General, María García Granados. Entre ellos surgió un romance, a pesar de que José Martí estaba comprometido con una mujer llamada Carmen. Al parecer, María, “La niña de Guatemala” sabía de tal compromiso pero su admiración y cariño por Martí era tan grande que simplemente se dejó llevar.
En un punto, José Martí viajó a México y contrajo nupcias con Carmen. Luego, volvió a Guatemala y se rehusó a ver a María, quien le escribía cartas diciendo que a ella quería seguir frecuentándolo, a pesar de que él estuviese casado. Poco después, La niña de Guatemala murió y todo se vuelve oscuro. Dicen que sufría problemas respiratorios que al ir a nadar al río con una prima, empeoraron hasta terminar con su vida. La leyenda dice que ella voluntariamente buscó el río para acabar con el sufrimiento que le causaba la pérdida de su amor. Martí lo describe mejor.